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domingo, 23 de enero de 2011

Lo prometido es deuda

 
Ayer ví  "El Color Púrpura" de Steven Spielberg. Es un peliculón. Pero tranquilos , que no voy a destripar la película por si tenéis interés en verla.
Tiene tanto contenido que no me daba tiempo de reflexionar en cada cosa que veía y escuchaba.
El papel que hace Woopi Goldberg es estremecedor. Es una mujer de raza negra que sufre maltratos desde la infancia, primero con su padre y luego con su marido. Acaba asumiendo sus circunstancias, sus miedos y como dice ella a su hermana " yo no sé defenderme, sólo se sobrevivir". En silencio "acepta" las palizas, los insultos, la humillación. Desde que nació no ha conocido otra cosa y sin embargo está llena de amor y ternura.
El papel de marido también es increible. En la relación con ella se sabe superior,pero durante la película, pasa de maltratador a ser sumiso y maltratado según si se enfrenta a su padre o su amante. Es un cobarde que quiere enseñar a su hijo como tiene que tratar a su nueva mujer y le hace la siguiente pregunta: "Pero, ya la habrás pegado, ¿no?. Bonita educación.
El final de la historia es de alguna lagrimita pero te das cuenta de lo importante que es tener a alguien a tu lado que te ayude a salir de este horror. 



Por cierto, he puesto un traductor a 52 idiomas. Para que gente de otras nacionalidades puedan informarse sobre este tema. Y nos ayuden aportando su granito de arena

miércoles, 19 de enero de 2011

¿Nuestra propia cultura puede ser una de las causas del maltrato?

He estado echando un vistazo por Internet y me he encontrado con estas "curiosidades", aunque seguro que hay muchas más:
«El marido debe proteger a la mujer, y ésta obedecer al marido», «El marido es el administrador de los bienes conyugales», «El marido es el representante de la mujer», «La mujer está obligada a seguir a su marido donde quiera que fije su residencia»,... Éstas son algunas de las obligaciones que se recogían en el Código Civil español de 1889, vigente hasta 1954
También he encontrado desigualdad en materia educativa, como por ejemplo, en la Ley Moyano de 1857,  las materias a cursar variaban en función del género, hasta el punto de que mientras los niños daban clase de agricultura, industria y comercio o asignaturas como Geometría o Dibujo Lineal, a las niñas les tocaba aprender las llamadas 'labores propias del sexo'.
Por último en algunos refranes (conocidos como el saber popular)  he visto ejemplos de la violencia de género: 'La mula y la mujer, a palos se han de vencer' o  "'Entre marido y mujer nadie se debe meter',"Las mujeres son como las uvas, las buenas para pisarlas y las malas para colgarlas", "A la mujer y a la burra todos los días zurra","A la mujer brava dame la soga larga","Mujer buena y segura búscala en la sepultura".
Lo más curioso es que las propias leyes producían la desprotección de la mujer. El hombre cumplía con las normas y socialmente estaba bien visto.
Creo que esta herencia cultural ha podido hacer mucho daño , pero, también confío en que todos juntos podamos olvidar esta parte de nuestra historia. ¿Y vosotros que pensáis?

lunes, 17 de enero de 2011

El porqué de levantarme un día y escoger este tema para mi blog.


Adela ,como contestación a tu comentario, te diré, que el blog surge de un trabajo del Programa de Años Intermedios. Elegí este tema ,primero, porque el único conocimiento que tenía era el de los informativos, pero nunca pensé en ser un contador numérico de muertes, palizas, insultos o malos tratos. Desde un principio tenía claro que no iba a resolver este problema y que todo estaba ya inventado. Pero había algo que si podía hacer: acercar esta realidad a mis propios compañeros, amigos y en general todo el mundo que estuviera interesado.
A los adolescentes nos llegan campañas del sexo seguro, de los efectos de las drogas y alcohol, anorexia...., en resumen de realidades más cercanas a nuestro entorno que tratan de protegernos en un momento presente , en cambio, no recibimos la información de esta situación o de otras tantas. Probablemente, porque solo piensan en nuestro presente más mediato y no en los riesgos que podemos correr cuando seamos adultos. ¿ Y quién nos protegerá después?.
Pienso que es importantísima la educación y la comprensión de este tema desde la base. Quizás cuando seamos mayores seamos conscientes de la importancia de un montón de valores y estas noticias sean historia.

domingo, 16 de enero de 2011

Cuando las mujeres dejan de ser princesas.

Canciones, libros, películas, artículos, anuncios... Todo ello para concienciarnos de la realidad social que nos rodea. Hoy mi blog se va a dedicar a una canción, que es la que más me ha impactado, ya que cuenta el día a día de una pareja. Desde que ella era una princesa hasta que se convirtió en una mujer maltratada. Me ha sido difícil la elección pero, tanto su letra como la teatralización de la historia, es la que más me ha hecho reflexionar sobre esta situación.


Después de escucharla no puedes quedarte indiferente.
Me han recomendado la película " El Color Púrpura " de Steven Spielberg. Me propongo verla y a continuación contaros mis sensaciones. Ya os comentaré.
Bueno, si alguien quiere comentar la película, la canción o dar otras ideas será bienvenido. 

sábado, 15 de enero de 2011

016

Susana ( nombre ficticio) es tele operadora en el 016, su trabajo le apasiona. Cada día recibe llamadas de soledad, miedo, desesperación... pero ella cree en lo que hace. Siente que cada vez que descuelga el auricular está ayudando a mujeres anónimas. Últimamente se siente angustiada. Un alto índice de llamadas no le solicitan ayuda. Recibe insultos, amenazas, desprecios, le hacen sentir humillada, dolida, despreciada. Ya entiende lo que es ser una mujer maltratada.
Cada una de estas llamadas le hace sentir la necesidad de ser firme en su propósito de ayudar a otras mujeres.
Gracias Susana.

" Los violadores no duermen"


Guerline tiene la certeza de que fueron cuatro hombres los que violaron a su hija de 13 años, a las dos de la madrugada de un martes de marzo de 2010. Aunque tenía los ojos vendados y ellos llevaban capucha, lo sabe porque esa noche los pandilleros la violaron a ella también. Ocurrió en el campamento de damnificados de Place Mausolée en Puerto Príncipe, justo a lado de las ruinas del antiguo Tribunal de Justicia. Ocurre cada noche, en los 1.199 campamentos que albergan a más de un millón de personas afectadas por el terremoto en la capital y en el sur de Haití, según reveló ayer un informe de Amnistía Internacional (AI). "Los bandidos y los violadores no duermen", dice Guerline.


    ¿Quién puede detenerlos? La Policía Nacional de Haití, y el personal militar y la policía de Naciones Unidas solo tienen presencia permanente en siete campamentos de los cientos que existen en cada plaza de Puerto Príncipe. En el resto de la capital haitiana, ni la policía ni loscascos azules que patrullan día y noche por las calles suelen siquiera entrar en ellos.Para los agresores es tan fácil como rasgar las tiendas de campaña con una navaja, y abusar de las mujeres allí o llevarlas a un lugar apartado del mismo campamento. Ellos suelen ir en grupos y armados también con pistolas.
    La mayoría de las mujeres no denuncia la agresión. Como Suzie, asaltada junto a una amiga y frente a sus dos hijos entre las tiendas de la Plaza Dessalines de los Campos de Marte, donde vive desde que el terremoto acabó con su casa, con sus padres, con sus hermanos y con su esposo. "Cuando se fueron (los violadores) no hice nada. No tuve ninguna reacción. Las víctimas de violación deben ir al hospital, pero yo no fui porque no tenía dinero. No sé dónde hay una clínica que ofrezca tratamiento médico para las víctimas de violencia sexual", contó Suzie a los activistas de AI.
    Entre marzo y junio de 2010, miembros de AI entrevistaron a 50 mujeres y niñas como Suzie, que viven en los campamentos improvisados de Puerto Príncipe, Jacmel y Las Cahobas. Suzie no supo hasta ese día que en el Hospital General de Puerto Príncipe, que está a quince minutos andando desde la plaza donde fue violada, funciona un programa gubernamental que ofrece servicios médicos a víctimas como ella.
    La impunidad que domina el aparato de justicia tampoco invita a las mujeres a denunciar a sus agresores. Un informe elaborado en junio pasado por el Grupo de Trabajo sobre Cuestiones de Protección, dirigido y coordinado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, indicaba: "En el momento de la investigación (junio 2010) no se había detenido a ningún perpetrador (...) La capacidad de respuesta caso a caso es limitada, y pone de manifiesto la ausencia de un mecanismo sistemático para combatir los casos de violencia sexual y de género". Uno de los problemas no resueltos, por ejemplo, es la reubicación de las víctimas para evitar que vuelvan a sufrir estas agresiones. Como no hay sitio adonde llevarlas, ha ocurrido en algunos casos que, después de atreverse a hacer la denuncia, vuelven a sus refugios y de nuevo las alcanzan los mismos u otros violadores.
    La tasa de embarazos en Puerto Príncipe también ha aumentado de 4% a 12% en el último año, según cifras de la Organización Mundial de la Salud. Muchos de ellos son consecuencia de la violencia sexual. Hay un par de factores, sin embargo, que distorsiona las cifras reales. En Haití, el embarazo adolescente no existe porque las mujeres son mujeres a los 12 años, y si una niña de esa edad se embaraza, la familia no suele investigar ni denunciar si detrás de su preñez hay una violación. Por otra parte, apenas desde 2005 comenzó a ser delito la violación intrafamiliar.
    Si bien Amnistía Internacional menciona en su informe que la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) y las diversas agencias de la ONU han ayudado al Gobierno de René Preval a enfrentar el problema, señala también que "no se están tomando suficientes medidas para garantizar la protección de las mujeres y las niñas en la inmensa mayoría de los campamentos". Las agencias hacen sus aportes, pero insisten en que no tienen capacidad de sustituir al Estado.
    El País, 7 de enero del 2011

    Opinión personal:
    En mi opinión esto es una tragedia porque después de haber pasado a través del terremoto que tuvo lugar en Haiti el 2010, que ahora tengan que pasar por las violaciones a sus amigas, familiares,hermanas. Creo que el maltrato y el abuso de la mujer está en cualquier lugar del mundo y que a veces mucho de nosotros no estamos lo bastante preocupados para poder parar a estos hombres.

    Carta a un mal tratador.


    El año pasado se celebró un concurso que consistía en hacer una carta a un mal tratador convocado por la Asociación " Juntos contra la violencia doméstica". En el que ganó un estudiante de 2º Bachillerato.
    Carta a un mal tratador.-
    Para ti maltratador: Porque lo eres, porque la has humillado, porque la has menospreciado, porque la has golpeado, abofeteado, escupido, insultado… porque la has maltratado. ¿Por qué la maltratas?. Dices que es su culpa, ¿verdad? Que es ella la que te saca de tus casillas, siempre contradiciendo y exigiendo dinero para cosas innecesarias o que detestas: detergente, bayetas, verduras… Es entonces, en medio de una discusión cuando tú, con tu ‘método de disciplina’ intentas educarla, para que aprenda. Encima lloriquea, si además vive de tu sueldo y tiene tanta suerte contigo, un hombre de ideas claras, respetable. ¿De qué se queja?
    Te lo diré: Se queja porque no vive, porque vive, pero muerta. Haces que se sienta fea, bruta, inferior, torpe… La acobardas, la empujas, le das patadas…, patadas que yo también sufría.
    Hasta aquel último día. Eran las once de la mañana y mamá estaba sentada en el sofá, la mirada dispersa, la cara pálida, con ojeras. No había dormido en toda la noche, como otras muchas, por miedo a que llegaras, por pánico a que aparecieses y te apeteciera darla una paliza con la que solías esconder la impotencia de tu borrachera. Ella seguía guapa a pesar de todo y yo me había quedado tranquilo y confortable con mis piernecitas dobladas. Ya había hecho la casa, fregado el suelo y planchado tu ropa. De repente, suena la cerradura, su mirada se dirige hacia la puerta y apareces tú: la camisa  por fuera, sin corbata y ebrio. Como tantas veces. Mamá temblaba. Yo también. Ocurría casi cada día, pero no nos acostumbrábamos. En ocasiones ella se había preguntado: ¿y si hoy se le va la mano y me mata? La pobre creía que tenía que aguantar, en el fondo pensaba en parte era culpa suya, que tú eras bueno, le dabas un hogar y una vida y en cambio ella no conseguía hacer siempre bien lo que tú querías. Yo intentaba que ella viera cómo eres en realidad. Se lo explicaba porque quería huir de allí, irnos los dos…Mas, desafortunadamente, no conseguí hacerme entender.
    Te acercaste y sudabas, todavía tenías ganas de fiesta. Mamá dijo que no era el momento ni la situación, suplicó que te acostases, estarías cansado. Pero tu realidad era otra. Crees que siempre puedes hacer lo que quieres. La forzaste, le agarraste las muñecas, la empujaste y la empotraste contra la pared. Como siempre, al final ella terminaba cediendo. Yo, a mi manera gritaba, decía: mamá no, no lo permitas. De repente me oyó. ¡Esta vez sí que no!-dijo para adentro-, sujetó tus manos, te propinó un buen codazo y logró escapar. Recuerdo cómo cambió tu cara en ese momento. Sorprendido, confuso, claro, porque ella jamás se había negado a nada.
    Me puse contento antes de tiempo.
    Porque tú no lo ibas a consentir. Era necesario el castigo para educarla. Cuando una mujer hace algo mal hay que enseñarla. Y lo que funciona mejor es la fuerza: puñetazo por la boca y patada por la barriga una y otra vez…
    Y sucedió.
    Mamá empezó a sangrar. Con cada golpe, yo tropezaba contra sus paredes. Agarraba su útero con mis manitas tan pequeñas todavía porque quería vivir. Salía la sangre y yo me debilitaba. Me dolía todo y me dolía también el cuerpo de mamá. Creo que sufrí alguna rotura mientras ella caía desmayada en un charco de sangre.
    Por ti nunca llegué a nacer. Nunca pude pronunciar la palabra mamá. Maltrataste a mi madre y me asesinaste a mí.
    Y ahora me dirijo a tí. Esta carta es para tí : por ella, por la que debió ser mi madre y nunca tuvo un hijo. También por mí que sólo fui un feto a quien negaste el derecho a la vida.
    Pero en el fondo, ¿sabes?, algo me alegra. Mamá se fue. Muy triste, pero serenamente, sin violencia, te denunció y dejó que la justicia decidiera tu destino. Y otra cosa: nunca tuve que llevar tu nombre ni llamarte papá. Ni saber que otros hijos felices de padres humanos señalaban al mío porque en el barrio todos sabían que tú eres un maltratador. Y como todos ellos, un hombre débil. Una alimaña. Un mal tratador.